jueves, mayo 15, 2008

ELOÍSA

Micro- relato dedicado a mi madre, que me contó esta historia


A su padre lo mataron en la guerra, y ella nunca perdonó.

Las tropas nacionales habían tomado el pueblo.

Una noche, en el muro de adobe recién encalado que servía de fachada principal de su casa apareció una frase, alguien la dibujó rasgando la blancura aún fresca de la cal:

“Viva la República”.

Apenas amanecía cuando llegó el camión,
– ¿Valentín Caballero?, preguntó un guardia civil.
Ni a vestirse le dio tiempo, en camisa lo llevaron.
– Tenga usté una manta, padre.
– Donde me llevan ya no me va a hacer falta.
Valentín era sabio, aunque no sabía escribir.

En el pueblo nadie supo del autor de la pintada, se decía que el mismo guardia la acababa de firmar.

Pasaron setenta años, cinco hijos, siete nietos, un marido nada más.

Aunque contó mil veces la historia de su padre no se aliviaron nunca los detalles ni el rencor.

Murió su madre, sus tíos, los vecinos de su pueblo, y su hermano iba a morir.

Sólo entonces confesó.

No era más que una niña cuando escribió aquellas letras con la ramita de olivo que enterró en el sembrao; "la más lista de la casa", le decía su padre, “tú aprende a escribir, hija, tú aprende a escribir”.