Los libros no son nada morosos,
es más, comen osos.
Tampoco reinan el mal,
sino todo lo contrario: nos dan información federal.
Si nos los comemos no seremos más listos,
pero si nos los leemos sí.
Los libros, como la vida, siempre tienen un final,
aunque a veces acaba fatal.
miércoles, marzo 23, 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Jejeeee. ¡Qué frescura tiene este poema! Me encanta.
Publicar un comentario