lunes, marzo 25, 2019

VIVIR EN CLAVE DE SOL


Hay momentos para ser hipocampo
y otros en cambio
propicios para la ira.

Ser caballo de mar tiene ventajas,
no puedes sembrar semillas
y sentarte a verlas crecer,
pero a ratos llevas la tripa llena de larvas.

No te enfadas, no te empapas de un atardecer
mientras escuchas una pieza interpretada por las hermanas Caronni,
no sabes que hay gente que no sufre
cuando ve los ojos de un náufrago pidiendo ayuda.

Puede que perderte las armonías del ocaso
y los trazos sinuosos de las Caronni
se compense nadando en clave de sol
y construyendo columnas de baile en pareja
mientras atas y desatas besos en espiral;
aunque a tu lado caigan cuerpos inertes
cuyos ojos ya no suplican.

Muchos días
cuando el aire se llena de deseos malditos
plagados de cuchillas rotas
y de súplicas ignoradas,
yo quiero ser hipocampo
y concentrarme en escupir miles de clones por el ombligo.

Pero luego recuerdo que no sé bailar sin música
y que quizás un silencio de mar
me llenaría los ojos
de algo
demasiado parecido al llanto.

miércoles, marzo 13, 2019

Colección de cadáveres


El trazado de su vuelo
se paró abruptamente
como si en su carrera
hubiera encontrado de repente un abismo.
Las batidas de sus alas
se hacen rápidas, bravías, inútiles;
con la última se pliegan
tozudas, como mandíbulas furiosas.
Sus latidos palidecen
hasta reducirse a diminutos lunares azarosos.
Su falsa voz invisible
se aleja de la vida
a través de la finísima aguja
que atraviesa su cuerpo.

Luego la delicada blancura
de una mano
separa con mimo las dos partes
siamesas reflejadas,
sin polvo vital
sin el brillo que aboca al movimiento,
sin miedo a morir,
convertidas en lienzos exánimes
de siluetas bellísimas.

La caja rebosa color simétrico
como una fotografía en 3D
que acumula prototipos
de todas las formas sublimes,
de todas las combinaciones hipnóticas
de pigmentos aparentemente aleatorios.

No pesan, no se pueden tocar, no se mueven,
no vuelan, pero existen
pétreas y ausentes
en un azul leve e impreciso,
el azul de todos los principios,
con trazos profundamente curvos
como son los trazos que imitan la vida,
un azul que se muda en tonos contracorriente,
blancos, naranjas, negros, transparentes,
que un día crepitaron en el aire
provocando enormes primaveras,
y hoy yacen, reliquias fósiles,
víctimas de su hermosura
y testigos mudos del capricho
de quien cree poseer
una morgue gloriosa.