jueves, julio 12, 2018

Tránsitos vitales

Hay certezas que cruzan la vigilia
como esferas frágiles
capaces de condensar respuestas.


Aparecen en tránsitos vitales:
del sueño a la vida
o mientras apagamos la última sospecha.


Repartíamos regalos.
No había nada para él
desde hacía años.


No era un agravio,
solo que él no sabía jugar en serio,
dejamos de incluirle porque ni regalaba
ni era capaz de simular sorpresa.


Fue un cruce a cámara lenta;
la retina opaca, los párpados exhaustos.
A pesar de todo, de sus ojos se fugó un brillo íntimo,
como si fuera el último.


Entonces lo entendí todo:
supe por qué no hablaba
y por qué dejó de reírse
supe que eran sus últimas navidades.


Supe si nos había querido
o si ya no le importábamos.
Supe si se arrepentía o si era consciente del dolor,
el propio y el extraño.


Pude calibrar su inteligencia sabática
y su torpe presencia interferida.


Él atisbó el velo negro que amordaza mis miedos.


Hay certezas que cruzan la vigilia
hasta que alguien irrumpe, inunda, despedaza,
y las respuestas se disipan

y todo vuelve a su ser.

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