La estela del recuerdo de un aroma,
el eco de la brisa de tu voz,
el vago olvido de aquel sueño atroz,
la falsa memoria de un viaje a Roma.
La pausa que se hace tras la coma,
el roce de una aguja del reloj,
el punto justo de un grano de arroz,
el momento en que un mito se desploma.
Efímera, inasible, escurridiza,
como la risa, como ese color:
el de la lágrima que se desliza
por tu atenta mirada de estupor.
Como el temblor de mi pasión huidiza.
Así ha sido nuestra historia, mi amor.
miércoles, diciembre 06, 2006
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