Si una ráfaga metódica
te despoja,
si el leve calor de un rayo
descubre de nuevo el verde
que escondías;
si el sofoco de la tierra
te extenúa,
y sin fuerzas dejas caer
trozos de tu propia piel;
es sólo porque no puedes moverte.
Pero ¿y yo?,
que aguardo inmóvil la tenue luz
de su cálido reflejo,
y pudiendo escapar
dejo que mi esencia se agoste
en una eterna espera.
¿Qué embrujo me hunde en esta tierra?
miércoles, diciembre 09, 2009
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