Cae la noche sobre mis versos.
Se hicieron diminutas las estrellas.
No hay luz, ya no hay luz,
ni siquiera en los sueños.
He comprado notas: la menor, fa sostenido,
he comprado aromas: clavo y canela.
Compro luces cada día
y compro mares azules verticales.
Y me guardo las pisadas vigorosas
de los que saben andar por la vida,
y el himno de los mirlos al amanecer,
y me guardo la risa de mi madre.
He quitado las rocas irreales que estorban el camino
he borrado los daños y las culpas
y las manchas de grasa en el delantal blanco,
y los suspiros rancios que calumnian mi dicha.
He llenado mi dieta de dulces y colores
de nectar destilado, de frases esponjosas,
he desterrado la soja y la tila, y el yogurt activo.
Y aún así
cae la noche sobre mis versos.
1 comentario:
muy muy bonito
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