miércoles, febrero 28, 2007

EL ESQUELETO DE UN ARBOL

Extendiste tu espuma entre mis ramas,
me querías.
Se me escapó tu esencia,
me recorrió los sueños
y aún así
la verdadera savia de tu tiempo
no pudo empaparme.
Me secaba.

Me ha traspasado un siglo
hasta que comprendí lo que pasaba:
tenía enterrado un sueño en mi pasado,
en mis raíces,
que vivía de mi sangre y me vaciaba.

Cuando entendí que el sueño estaba muerto
de puro olvido,
me modelé dos manos con el barro
que con tu espuma antigua
se formaba.
Las coloqué en la punta de mis ramas,
y con ellas
desenterré yo misma mi tesoro.

Pero en un cofre negro
ya marchito
solo encontré un espejo carcomido,
y al intentar limpiarlo
se me quebraron, secas, las dos manos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola Valentina, hola chus, a vuestros pies caigo rendido por tanta belleza, gracias por regalar al mundo todas estas palabras, tan necesarias y urgentes para un planeta que a veces se le olvida pulsar. Pum pum.

besotes
vuestro recien admirador:
javier