Esta casa está llena de poemas:
ayer mismo encontré en la lavadora
un calcetín desolado.
Tenía lágrimas,
los hombros apagados,
un agujero muy grande
y un temblor
en el color morado.
Su pareja estaba muerta
hacía al menos dos lavados
y él se había escondido ahí
entre el tambor y los aros.
Un calcetín sin pareja
es como el azar sin dados,
como un hombre sin perfil,
como caricias sin manos.
Como un poeta que pierde
las palabras
y que intenta renacer
de un calcetín olvidado.
martes, febrero 06, 2007
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1 comentario:
Hola, Chus, soy Elisa, sin tu permiso (espero que no te moleste) he publicado este poema en mi blog, donde ha gustado mucho.
Un beso.
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